Bienvenido a Centro Fox. Formadores de líderes responsables y comprometidos con su futuro.

LA IMPORTANCIA DEL MES DEL ORGULLO LGBTQ+ EN EMPRESAS

LA IMPORTANCIA DEL MES DEL ORGULLO LGBTQ+ EN EMPRESAS

Cada junio, las calles de muchas ciudades se llenan de los colores vibrantes que caracterizan las banderas, íconos, outfits y celebraciones diversas en honor al Mes del Orgullo LGBTQ+. Pero en realidad todos estos colores son tan cotidianos como cualquiera de nuestras rutinas inconscientes. Todos estos colores están bien integrados en nuestras sociedad, pero de alguna forma los seguimos negando, ignorando, o dando por sentada su supuesta “invisibilidad”, cuando en realidad siempre son vitales y siempre están presentes. Estos colores no solamente son todo lo que las comunidades LGBTQ+ lucen en sus manifestaciones, sino se trata de ellos mismos, de las personas como tal, colores que representan una auténtica diversidad cotidiana. Es por eso que este mes no es solo una festividad; incluso es más allá un recordatorio poderoso de las luchas históricas y actuales de la comunidad LGBTQ+ y una llamada a la acción para crear un mundo más inclusivo y equitativo: demuestra que la diversidad humana siempre ha estado ahí, es prueba total de que las diferencias hacen las sociedad, los distintos tipos de cuerpos, géneros, sexualidad, perspectivas, e incontables factores que nos construyen como comunidad.

EL VALOR DE LA VISIBILIDAD

Para muchos, la existencia de diferentes géneros y orientaciones puede parecer algo reciente, pero la realidad es que estas identidades han existido a lo largo de la historia. Nombrar y reconocer los distintos géneros no solo confirma su existencia, sino que también valida las experiencias y vidas de millones de personas. Millones y millones de personas; recalcando el hecho de que las comunidades LGBTQ+ no son en realidad minorías, sino una parte considerable de la población mundial. Es crucial que tanto las empresas como la sociedad en general comprendan que al reconocer y respetar estas identidades, se está promoviendo un entorno donde todos pueden sentirse seguros y valorados: todos existen, porque así es en realidad, y todo lo que existe debe ser nombrado para brindarle precisamente el valor de la visibilidad, el valor de la existencia.

La visibilidad LGBTQ+ en el día a día es esencial para construir una sociedad inclusiva y respetuosa. Lejos de ser un acto de adoctrinamiento es un reconocimiento fundamental de la variada naturaleza humana. Si observamos con detención, si de forma genuina y objetiva nos adentramos (siquiera en superficie) a las luchas LGBTQ+, ninguna de las manifestaciones exige la imposición de lo que se conoce peyorativamente como “ideologías de género”, no exige en estilos o estrategias dictatoriales la “inclusión forzada” de las comunidades (esta sensación se da debido a la costumbre social de vivirnos y experimentarnos de forma heteronormada), sino precisamente el reconocer y celebrar la diversidad sexual y de género como parte esencial e incluso trascendental de la humanidad.

El término «adoctrinamiento» se utiliza a menudo de manera despectiva para sugerir que hablar sobre temas LGBTQ+ es una imposición de valores. Sin embargo, este enfoque ignora la realidad de que la diversidad sexual y de género ha existido siempre, en todos los momentos de la Humanidad, y en todas las culturas de todas las épocas posibles. Promover la visibilidad LGBTQ+ significa dar espacio y voz a individuos que han sido históricamente marginados y silenciados, y que merecen vivir con dignidad y respeto.

La visibilidad también desempeña un papel crucial en la normalización de las experiencias LGBTQ+, ya que, al ser visibles en todos los ámbitos de la vida —en el trabajo, en las escuelas, en los medios de comunicación— se desafían los estereotipos y prejuicios que perpetúan la discriminación. Esto, a su vez, contribuye a crear un entorno donde las personas pueden ser auténticas sin temor a la violencia o la exclusión. Porque algo es profundamente claro en todo asunto social: la diversidad no solo enriquece a las comunidades, sino que también promueve la aceptación y el respeto mutuo, elementos vitales para el bienestar de todas las personas.

Volvamos por un momento al término «inclusión forzada”, un término altamente problemático porque minimiza y deslegitima las luchas de la comunidad LGBTQ+ a lo largo del tiempo, además de que es una actitud negacionista al hecho de que los seres humanos siempre hemos sido diversos en distintos puntos del mundo, así como en mezclas de las eras más actuales. Esta expresión sugiere que las personas LGBTQ+ no forman parte intrínseca de la sociedad y que su inclusión es artificial o innecesaria. Además, implica que la presencia LGBTQ+ en cualquier espacio es intrusiva, lo cual es una forma de invisibilización. Al etiquetar los esfuerzos por la igualdad como «forzados», se perpetúa la noción de que las personas LGBTQ+ no existen de manera natural en nuestras comunidades, que son una moda pasajera o algo de lo que hay que avergonzarse, deslegitimando su esencia y existencia.

¿Saben, estimados lectores, qué sí puede referirse perfectamente como una “inclusión forzada”? El que los sistemas hayan impuesto a lo largo del tiempo el que las relaciones sociales, culturales y políticas siempre son binarias, blanco y negro, arriba y abajo, izquierda y derecha, hombre y mujer, y no más; todo lo que surge fuera de esas reglas tan limítrofes es incorrecto, inmoral, inapropiado, indiscutiblemente erróneo. Si este tipo de pensamientos lineales no son prueba absoluta del adoctrinamiento, con total franqueza nos preguntamos qué otra cosa puede ser.

ESPACIOS SEGUROS: MÁS QUE PALABRAS

Como compromiso colectivo, debemos asegurar que otras voces sean escuchadas a través de los espacios seguros que podamos construir, así como el no corresponder a los adoctrinamientos de una sola versión de las cosas, porque la comunidad LGBTQ+ es la prueba colectiva de que todos somos distintos. El hecho de que sus vidas sean representadas de manera justa no solo es una cuestión de justicia social, sino también una celebración de la diversidad y libertad humanas.

Crear espacios seguros no es simplemente colgar una bandera del arcoíris durante junio; es un compromiso continuo para garantizar que las personas LGBTQ+ puedan vivir y trabajar sin miedo a la discriminación o el prejuicio, que muchas veces rebasan la propia deshumanización hasta el punto de considerarse un auténtico genocidio global de la comunidad, una constante eliminación de la diversidad a través de leyes, políticas y comportamientos criminales que atentan contra su existencia. Aquí es donde deben aparecer las políticas de inclusión robustas, educación constante y un ambiente donde se denuncien y aborden activamente los actos de intolerancia. Las empresas tienen un papel vital en este esfuerzo, ya que su alcance e influencia pueden establecer estándares que trascienden al lugar de trabajo y se expanden a la comunidad en general.

El Mes del Orgullo no deber ser jamás un evento aislado de ninguna de las actividades que hacemos cotidianamente; ésta es la consciencia colectiva a la cual debemos unirnos y que, viéndolo en perspectiva respecto al resto de las causas globales, es en realidad la más sencilla de todos. Es mucho más fácil brindarle un “sí” a alguien, el respetar su identidad, de lo que se cree. Son más los esfuerzos por darle vueltas al asunto y justificar lo contrario que el hecho del simplemente aceptar la diversidad y darnos a nosotros mismos la bienvenida a un mundo con múltiples contextos, identidades y posibilidades, acompañado de un compromiso real y duradero para abordar, exponer y combatir las injusticias. Esto incluye apoyar la legislación que protege los derechos de la comunidad, fomentar la educación sobre diversidad e inclusión, y promover un entorno donde todas las personas puedan prosperar, independientemente de su identidad de género u orientación sexual.

Las empresas tienen una responsabilidad significativa en la promoción de la igualdad. Al adoptar políticas inclusivas y fomentar una cultura de respeto y aceptación, mejoran la moral y la productividad de sus empleados y establecen un ejemplo positivo para entornos vecinos. Las empresas deben asegurarse de que sus políticas de diversidad e inclusión no sean meramente simbólicas, sino que reflejen un compromiso genuino con el cambio social.

El rol de las empresas en la lucha continua de la comunidad LGBTQ+ no puede subestimarse, o menos darse por sentada, el cómo simplemente se cuelgan de los trending sociales para quedar bien una vez al año y despreocuparse y desinteresarse durante el resto. Si las empresas actúan como activos continuos de la diversidad y la inclusión, no solamente crearán mucho más consciencia de las prácticas humanas, sino que ejemplificarán los mejores tratos hacia el capital humano. Ahora son las empresas las que deben ponerse la camiseta de este compromiso social, empresas de todos los tamaños – grandes, medianas y pequeñas – que desempeñen un papel crucial en la creación de espacios profesionales seguros y equitativos para todos.

LAS EMPRESAS COMO LÍDERES DEL CAMBIO

Las grandes empresas, con su vasta influencia y recursos, están en una posición única para liderar el cambio social. Al adoptar políticas inclusivas y promover activamente la diversidad, estas organizaciones pueden establecer estándares que otras empresas sigan. La implementación de programas de capacitación en diversidad, la creación de redes de empleados LGBTQ+, la contratación de empleadores de recursos humanos con perspectiva de género, y el establecimiento de políticas antidiscriminatorias claras, son solo algunas de las formas en que las grandes empresas pueden apoyar a la comunidad LGBTQ+. Además, al utilizar su plataforma para abogar por los derechos LGBTQ+ y apoyar públicamente a la comunidad, las empresas pueden influir en la opinión pública de forma considerable, incluso definitiva, así como en las políticas gubernamentales. Esta puede ser de las grandes estrategias para normalizar la diversidad que, en realidad, siempre ha sido lo normal. Genuinamente, creo que hay que considerar que no es normal el hecho de obligarnos a corresponder con blancos y negros sistematizados, una sociedad donde sólo las opciones binarias son válidas y posibles, y que no hacen más que impedir el progreso social, la capacidad de empatiza de cada sector poblacional.

Las empresas medianas, por ejemplo, aunque no siempre cuentan con los mismos recursos que las grandes corporaciones, juegan un papel esencial en la creación de una cultura inclusiva. Estas empresas tienen la ventaja de ser lo suficientemente grandes para tener un impacto significativo, pero también lo suficientemente pequeñas para implementar cambios de manera ágil y efectiva. Pueden fomentar una cultura inclusiva mediante la promoción de políticas de igualdad en entornos considerablemente más reducidos, lo cual puede generar un clima “local” mucho más dinámico en cuanto a la aplicación de valores. El apoyo a la creación de comités de diversidad y la realización de eventos y talleres que sensibilicen a sus empleados sobre los temas LGBTQ+, no solo mejoran el ambiente laboral para todos, posicionándose como empleadores atractivos para una fuerza laboral diversa y talentosa.

Las pequeñas empresas, a menudo más cercanas a las comunidades locales, pueden ser verdaderos pilares de apoyo para la comunidad LGBTQ+. Son las grandes representantes de la famosa frase “piensa globalmente, actúa localmente”. Estas empresas tienen la capacidad de establecer conexiones personales y de crear un ambiente laboral acogedor y seguro mediante la adopción de prácticas inclusivas. Además, al ser parte integral de la comunidad local, las pequeñas empresas tienen la capacidad de influir en la percepción y la aceptación de la diversidad a niveles más personales, contribuyendo a que la inclusión pueda integrarse a los entornos (dentro y fuera) de una manera mucho más orgánica, detallada, precisa y fluida.

Crear espacios seguros y equitativos para la comunidad LGBTQ+ no solo es lo correcto desde una perspectiva ética, sino que también ofrece beneficios tangibles para las empresas. Un ambiente de trabajo inclusivo puede mejorar la satisfacción y la retención de los empleados, aumentar la creatividad y la innovación, y atraer a un grupo más amplio de talento. Además, los consumidores están cada vez más atentos a las prácticas empresariales y prefieren apoyar a aquellas empresas que reflejan sus valores de diversidad e inclusión.

CONCLUSIÓN/ CONTINUIDAD…

Las empresas de todos los tamaños tienen un rol fundamental en la lucha continua de la comunidad LGBTQ+ al adoptar y promover políticas inclusivas durante el resto del año. El Mes del Orgullo debe ser tomado como un subrayado de que estas políticas son funcionales, aplicables y parte de la cotidianidad, y claro está, ¿por qué no?, una celebración de que se están logrando cosas. A través de sus acciones y compromiso, las empresas pueden ser agentes poderosos de cambio positivo en esta lucha continua.

Algunas acciones concretas que dejamos a reflexión y consideración de las grandes, pequeñas y medianas empresas son:

  • Políticas Inclusivas: Implementar y hacer cumplir políticas que protejan a los empleados LGBTQ+ de la discriminación y el acoso.
  • Capacitación y Educación: Ofrecer programas de formación sobre diversidad e inclusión para todos los empleados, desde la alta dirección hasta el personal de primera línea.
  • Apoyo a la Comunidad: Patrocinar y participar en eventos de la comunidad LGBTQ+, y apoyar organizaciones que trabajan en la defensa de sus derechos.
  • Espacios Seguros: Crear comités o grupos de recursos para empleados LGBTQ+ donde puedan compartir experiencias y recibir apoyo.
  • Invitar Activistas y Personalidades LGBTQ+: Muchas veces el invitar a miembros activos de las diversas comunidades LGBTQ+ a cursos, talleres y ponencias dirigidas al personal empresarial

El compromiso con la igualdad y la inclusión no debe terminar cuando termina junio. Es vital que las iniciativas y el apoyo se mantengan durante todo el año. Esto puede incluir la revisión y actualización periódica de políticas, la continua educación y sensibilización de los empleados, y la evaluación del impacto de las medidas implementadas para asegurar que realmente están haciendo una diferencia. Recordemos que el verdadero orgullo no se demuestra en un solo mes específico, sino en el compromiso constante con la igualdad y la justicia para todos, todos los días del año.

Please follow and like us:

Deja una respuesta